Visible desde la ría del Oka, la cumbre de Ereñozar en Ereño ofrece una excelente vista panorámica de todo el estuario hasta su desembocadura, pudiéndose ver también Gernika-Lumo, Busturia, Kortezubi y la tejera de Murueta. Con 447 m de altura y rodeada de un bosque de encinar, muy característico del paisaje de Urdaibai, a sus pies se encuentra la famosa cueva de Santimamiñe.
La ermita que hoy día corona la cumbre, construida en el siglo X y dedicada a San Miguel, fue la parroquia de la anteiglesia de Ereño hasta 1660 que se construyó la actual en Elexalde. Pero este mirador natural de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai no solamente esconde unas vistas de vértigo, sino todo un episodio de nuestra historia.
Según cuentan las crónicas de Alfonso XI, Rey de Castillas, en este lugar se ubicaba una antigua fortaleza donde algunos señores de Bizkaia, dirigidos por Don Juan Nuñez de Lara se refugiaron en el castillo de San Miguel de Ereño para resistir al asedio del monarca, sobre el año 1334.
Como cabría esperar, las leyendas no quedan ajenas a un lugar con tanta carga histórica. Se dice que el agua que caía del tejado sobre el sepulcro tenía facultades curativas para enfermedades de la piel. Así que la costumbre mandaba lavarse las manos y la cara con ese agua y dar tres vueltas a la ermita antes de que se secara. También se dice que todo el mundo debe visitar esta ermita en vida, ya que los que no lo hacen lo harán tras su muerte presentándose por las noches en forma de vientos huracanados que soplan alrededor de la ermita.
Por lo que siguiendo esta costumbre y si todavía no conocéis las vistas de Ereñozar, una buena ocasión es hacerlo en verano y disfrutar de un precioso atardecer.
Cómo llegar:
Para acceder a esta ermita se toma la carretera comarcal BI-638 Gernika-Lekeitio y una vez en Ereño se toma una carretera vecinal asfaltada, justo detrás del ayuntamiento, que nos lleva por la cara NE del monte Ereñozar hasta el pié de la cumbre. Se puede dejar el coche en un pequeño parking improvisado para tal efecto y su tramo final hay que hacerlo caminando por un caminito empinado y pedregoso.