Dominando el magnífico paraje de la desembocadura de la ría del Oka, sobre la cueva de Santimamiñe, destaca un pequeño edificio rural, que según J.R. Iturriza fue la antigua parroquia de Ereño hasta 1660. La ermita data del siglo X-XI, construida por los labradores o campesinos de los señores de Bizkaia. Posee en su interior un sepulcro antropomorfo de la edad media y en un lateral un refugio de montaña anexo. Aunque la estratégica ubicación de la colina de Ereñozar propició su uso más allá de la función religiosa, tal y como relata la Crónica de Alfonso XI, que cuenta como en 1334 algunos señores vizcaínos, capitaneados por D. Juan Nuñez de Lara, se refugiaron durante un largo mes en el castillo de Sant Miguel d ´Erencho, para resistir al asedio al que se vieron sometidos por el monarca castellano.
El lugar además es propicio a la fantasía y circulan leyendas en las que se asegura que el Arcángel San Miguel luchó aquí contra el demonio o que las aguas de lluvia que caen del tejado alivian las enfermedades de la piel.
En el siglo XIII el patio del castillo se utilizó como necrópolis y sobre las ruinas de la torre se levantó una iglesia que fue reconstruida en distintos momentos históricos. La necrópolis estuvo en uso hasta el siglo XVI.
